La “plantà de la bandera” reunió a multitud de festeros sobre la fortaleza y, mientras se lanzaban cohetes desde el patio de armas, la torre del homenaje se llenaba por completo para
animar a “Gatxo” y a sus compañeros de escuadra para cumplir con el rito de sujetar la enseña al mástil y levantarla a la hora en punto.
Acto seguido se rezó por los difuntos de la filà y festeros y dolçainers emprendieron camino del maset nou donde se degustó un almuerzo de cocas.
Con posterioridad se celebraría la junta general ordinaria del Día de Gloria y más tarde, ya a mediodía, una comida.